Cesta
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Nací entre tijeras y secadores pues mi madre tenía un salón de peluquería y allí me crié. Con el tiempo descubrí mi vocación estilista pero me faltaba llenar un vacío profesional, pues también adoraba el mundo canino. Así que junté una con la otra y conseguí dedicarme al estilismo canino. Mi trabajo es mi pasión, mi vida y mi ilusión diaria.